Vancouver: día 0

Canadá nos recibe con su áspera nieve. Frío y asfalto, cristal y lujo se mezclan en las relajadas calles de una ciudad sin apenas alma. "A Hastings Street!" le repetimos por tercera vez al taxista, quien ya  nos había puesto mala cara cuando se vio obligado a jugar al tetris para meter todo el equipaje en el maletero. "Pues menos mal que las bicis se quedaron atrapadas en algún lugar de Barajas", pensamos para nuestros adentros."A Hastings?", preguntó finalmente con cierta sorpresa, y media sonrisa en su rostro. "Y quién es el (cabrón) que os ha recomendado el hotel?" La calle Hastings es el único lugar de esta urbe donde se puede respirar un ambiente de delincuencia. Camellos, prostitutas, homeless y toda índole de marginados por esta impoluta sociedad conviven en sus aceras. En cualquier caso, esto no nos pillaba por sorpresa, había que elegir entre un hotel barato o caro, y escogimos el peor situado... pero a conciencia. Lo cierto es que después de unos días ofreciéndonos hierba u otro tipo de servicios igualmente apetecibles, ya se han acostumbrado a vernos pasear, y creo que hasta nos respetan. Les vamos a echar de menos. El lunes (por fin) nos mudamos a nuestro hogar, ya os mandaremos fotos. Por el momento, ahí van unas pocas...

Steam Clock

Gastown

Downtown